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martes, 3 de mayo de 2011

Historias de la azotea.

Que sí, que no. Hazlo, que no. Hazlo. Y, finalmente, lo hizo. En realidad y para ser sinceros lo había hecho antes, pero ahora tenía la intención más clara. Me refiero a escribir un blog. Sí, había empezado algunos meses atrás, pero por h o por b siempre terminaba dejándolo. Una de las razones era que escogía el nombre equivocado, elegía uno que no le convencía del todo y sin quererlo se negaba a seguir prestándole tiempo a algo condenado a no tener futuro. Al primero le hizo hasta un facebook, y sí, tenía algunos amigos, y algunas personas (muy muy escasas) le comentaban alguna vez, pero lo cierto es que aquello tenía tan poco éxito como mérito. En resumen: no le dedicaba ninguna atención. Lo peor es que empezó a crecerle algo así como el síndrome del miembro fantasma, explico, escuchaba una canción singular, veía una película emotiva, sentía la necesidad de reflexionar y al momento pensaba: esto para el blog. La cuestión era que no tenía blog. Siempre imaginaba un rinconcito donde sus pensamientos y sus gustos confluían. Le daba forma con la mente, imaginaba sonidos, letras y fotografías por doquier, pero nunca llegaban a materializarse. Finalmente el nombre adecuado le rondó la mente, llegó tras haber disfrutado de unos bonitos e inolvidables momentos subida a su azotea. Decidió que todas aquellas historias que rondaban su mente habían encontrado el lugar en el que finalmente confluir. Aquella azotea de blancas paredes y visión al cielo más azul. Aquí empieza mi pequeño rincón, seáis todos bienvenidos.

"Fuimos sed en el aire, pero boca en la tierra". Vetusta Morla (Boca en la tierra)

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