Nunca te olvides de mí.

Jamás me cansaré de gritar lo mucho que te he querido, lo mucho que te quiero y lo mucho que te voy a querer. Pero aún callaré que me duermo aterrada por el miedo al fin, el miedo a que algún día tomemos caminos distintos y tú y yo nos convirtamos en recuerdo. Me aterra convertirme en tu lejano recuerdo.

Elegimos ser humanos

Quizás este no es el mejor momento para decir estupideces y perder el tiempo en lamentaciones baratas, pero somos de un egoísta y arrogante que aún me sorprende que nos tengamos cariño. Aprendemos a querernos y a herirnos a partes iguales, para no ser del todo felices, ni del todo ilusos. Quizás necesitamos tanto la bofetada como el abrazo, entender que la vida es justo eso: frío y calor, noche y día. No, no tiene sentido lamentarse. Es mejor perdonarse las acciones estúpidas y los momentos malos, es mejor seguir hacia adelante con la seguridad de saber ya cómo levantarse. Es lo que tiene querer vivir en modo humano. Si nos hubiesemos quedado en animales hubiese bastado con darle un buen bocado a la presa fiera y tumbarse al sol junto al río mientras digieres a tu víctima. Pero elegimos ser humanos y debemos ser educados. No, no voy a lamentarme.

Buenas noches.