Jamás me cansaré de gritar lo mucho que te he querido, lo mucho que te quiero y lo mucho que te voy a querer. Pero aún callaré que me duermo aterrada por el miedo al fin, el miedo a que algún día tomemos caminos distintos y tú y yo nos convirtamos en recuerdo. Me aterra convertirme en tu lejano recuerdo.
Es que los recuerdos asustan, y mucho.
ResponderEliminarno veas cuánto...
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